Si no hay un mañana

Título: Si no hay un mañana

Autora: Jennifer L.Armentrout

Editorial: Puck

Páginas: 378

 

Sinopsis:

  

Lena Wise siempre está mirando hacia el mañana, especialmente al comienzo de su último año de instituto. Está lista para pasar tanto tiempo con amigos como sea posible, para terminar las solicitudes universitarias y, tal vez, para hacerle saber a Sebastian, su mejor amigo desde la infancia, lo que realmente siente por él. Para Lena, el próximo año va a ser épico, un año lleno de oportunidades.
Hasta que una elección, un momento, destruye todo.
Ahora Lena no está pendiente del mañana. No cuando el tiempo con sus amigos nunca será el mismo. No cuando las solicitudes universitarias se sienten casi imposibles. No cuando Sebastian nunca podría perdonarla por lo que pasó.
Por lo que dejó que pasara.
Con la culpa creciendo cada día, Lena sabe que su única esperanza es seguir adelante. Pero ¿cómo puede seguir adelante cuando se ha redefinido su existencia y la de sus amigos? ¿Cómo puede seguir adelante cuando el mañana ni siquiera está garantizado?

 

 

Opinión: 

 

Antes de meterme en otra saga de esta autora quería leer esta novela que se centra en el drama y la superación. Parece que con las novelas autoconclusivas (aunque solo es la segunda que leo) Jennifer L. Armentrout prueba con cosas diferentes alejándose de lo paranormal y no centrándose tanto en el romance.

Esta historia empieza siendo la típica de adolescentes que piensan en su futuro cuando vayan a la universidad y sus ligues hasta que todo cambia para su protagonista. Hay bastante contraste entre una parte y otra, siendo una más superficial y la otra emocional. Sin duda lo mejor de la historia es lo bien que ha llevado todo esto. Podría haber caído en ser repetitiva con el dolor y toda la carga emocional de la protagonista pero no lo llega a hacer.

Podríamos haber tenido una novela con mucho drama, pero aunque Lena se encuentra en una situación muy complicada no lo he pasado mal con ella. Se nota que la autora no ha querido que fuese todo más dramático y a mí es en lo que me ha fallado, que me podría haber transmitido mucho y no lo ha hecho. Es como que me ha faltado querer a los personajes. También hay partes en la historia que por mí habría sido mejor que sucediesen en otros momentos. Pero lo que sí está muy bien llevado es que a pesar de que todo transcurre en muy poco tiempo no ha dado esa sensación. No queda nada forzado y sobre todo hacia el final sentía que se iba cerrando todo bien, dando su tiempo a cada parte. 

 

En general me ha gustado mucho cómo se lleva todo el proceso por el que pasa Lena porque tratando tanto sobre el tema de la culpa, el arrepentimiento y las malas decisiones, no cae en querer culpar a un personaje de todo como a veces pasa en otras historias. Todos van reconociendo su parte, pero también cómo son las cosas, y ya que no pueden cambiar lo que ha pasado, aprender a vivir con ello. Lena me ha gustado por eso, por la capacidad que tiene de darse cuenta al momento de lo que hace bien o mal, de reconocer esto último y aceptar las cosas como son.

El mejor personaje ha sido el protagonista masculino. La parte romántica aunque no es lo principal tiene su peso en la historia. Sebastian me ha gustado por ser tan comprensivo y estar ahí. Y no vamos a negar que el hecho de no ser tan engreído suma puntos tan solo porque se sale de los típicos protagonistas de esta autora... aunque siga teniendo un cuerpazo. Se nota que esto es así porque la historia no se centra tanto en él y no pegaba que soltase comentarios sarcásticos cada poco, pero ha sido algo refrescante.

 

Del final me ha encantado que pudiendo haber metido un cliché no lo haya hecho SPOILER por lo del baile FIN SPOILER, no es que me hubiera disgustado, pero ha sido un puntazo. Le ha dado su toque y sin duda al cerrarlo todo tan bien deja con buen sabor de boca.

No respondí, porque sabía que solo por querer intensamente que algo mejorara, no significara que fuera a hacerlo.

Nunca había tenido que pagar las consecuencias de esas decisiones.

Eso no significaba que lo que él había hecho estuviera bien.

Eso no significaba que lo que había hecho yo fuera correcto.