Título: Black Bird
Autora: Kanoko Sakurakouji
Editorial: Ivrea
Tomos: 18
Opinión:
Misao puede ver yokais, algo así como fantasmas que no paran de molestarla. De pequeña tenía un amigo, Kyo, que también podía verlos pero este se tuvo que ir. Ahora que ella cumple 16 años, él vuelve a la casa de al lado y le confiesa que es un ayakashi, un tengu (tiene forma humana pero con alas). Misao es una humana especial y los ayakashi (monstruos) la quieren devorar porque si beben su sangre se alarga su vida, si se la comen serán inmortales y si se casan con ella su clan prosperará. Esto último es lo que quiere Kyo que es el líder de su clan, y la protegerá de los akayashi que tienen malas intenciones.
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Tenía muchísimas ganas de volver a leer este manga ya que lo dejé por el tomo trece o catorce para leerlo del tirón. Me estaba encantando pero como me pasa siempre, con lo que tardaba en salir un tomo se me iba olvidando, así que lo volví a leer desde el principio cuando lo tuve completo. Es una obra que por una parte es muy típica en lo que se refiere al romance, pero a la vez tiene algo distinto a otros shoujos por el tema de los ayakashis y el folclore japonés.
Desde el primer tomo es una historia que atrapa, hay otros mangas que
necesitan varios tomos para que la historia despegue pero Black bird no es
de esos, sino que se presenta todo desde el principio y se va ampliando
poco a poco. Ya después las cosas se complican porque Misao quiere que Kyo la quiera a ella no por su clan, y otros ayakashis no se lo pondrán fácil.
Es esta historia hay buenos y malos, hay peleas, sangre y algún que otro brazo suelto volando. Esto no es algo muy normal de encontrar en los shoujos y en parte por eso me gustaba tanto, pero no quiero contar demasiado sobre la parte de acción del manga que es lo que aporta algo nuevo y sorprendente en algún momento. Tampoco esperéis una obra que solo sea así porque lo principal es el romance. Y esto sí es lo de siempre pero con sus tópicos me ha gustado.
Y lo bueno que tiene es que no se forman triángulos, estos dos viven el uno por el otro y están seguros de sus sentimientos. El romance tiene sus escenas picantes, a Kyo le gusta fastidiarla y meterle mano en cuanto puede, están peleando cada poco. Pero muchas de las peleas entre ellos eran lo que me hacía gracia. Y es que también tiene humor, no demasiado, pero con las escenas cómicas me he reído mucho. Kyo también la protege y tiene sus momentos bonitos, ya que se mezcla el pasado cuando se conocieron con el presente. Es un manga picante
—más en los primeros tomos
— pero tampoco tanto como otros. Escenas tipo lamer las heridas de ella delante de los demás pero no hay cosas que ella no quiera.
En cuanto a los personajes Misao es una protagonista shoujo indecisa y débil. De tan buena que es la termina liando con sus acciones y buscándose problemas. Pero no es de las insoportables porque ella misma se da cuenta de sus errores aunque sea demasiado ingenua. Al menos piensa algo y se da cuenta de lo que hace, aunque tarde.
Otra de las mejores cosas son los personajes secundarios, los ayudantes de Kyo, me habría gustado que la autora les diese más protagonismo porque eran geniales, sobre todo los pequeños que son adorables.
El final es sencillo pero la manera de relatarlo ha sido tan perfecta que casi lloro.
Como muchos mangas en muchos tomos hay capítulos extra, y no suelo comentarlos nunca en las reseñas pero es que hay algunos, los que son algo largos y no solo dos páginas, que son una preciosidad.
El dibujo me gusta mucho, y cada vez más, que en los últimos tomos era mejor. Un dibujo precioso, y sobre todo cuando dibujaba a los niños era una monada.
Tiene alguna cosa mejorable, habría estado bien que Misao para tantos tomos que son hubiera evolucionado un poco y se podría haber sacado más de los secundarios. Pero por lo demás ha sido un manga que me ha encantado desde el primer tomo al último. Es un romance muy típico pero al mezclarlo con un tema sobrenatural la autora ha aportado algo distinto.